La contaminación de ríos y mares de la tierra es tan grave que en la actualidad existen cinco grandes concentraciones de basura en los giros oceánicos del planeta, regiones donde las corrientes marinas forman enormes remolinos en los que la basura queda atrapada. Estos pueden ser encontrados en cada continente y preocupan a científicos y activistas por sus efectos en ecosistema marino y, por consiguiente, el daño que causan a los humanos.

Por ejemplo, la isla de basura o isla de plástico, se encuentra ubicada en el centro del océano pacífico y se estima que tiene un tamaño de 1.400.000 Km cuadrados (más grande que la superficie de Colombia). Fue la primera en ser descubierta (1988) y por la que se pudo predecir la existencia de las otras cuatro.

También existe la “Gran Mancha de Basura” del Atlántico Norte, que se estima tiene cientos de kilómetros cuadrados y que tiene una concentración de 4,000 piezas de plástico por milla, aunque en algunos lugares se estima puede llegar a ser de 250,000 piezas por milla. Existen otras tres manchas de basura en el giro del océano índico, el giro del pacífico sur y el giro del atlántico sur.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el 80% de la contaminación marina proviene de fuentes terrestres y de esta contaminación más del 90% es algún tipo de plástico. Actualmente, están flotando en los océanos más de 270 mil toneladas métricas de plástico y esta cifra crece ya que se producen 100 millones de toneladas de plástico al año.

Hay que señalar que el plástico se tarda entre cien y mil años en descomponerse, en el caso de las botellas y botellones de plástico se gasta alrededor de 500 años. Por lo que, se calcula que para el 2050 habrá más plástico en los océanos que peces.

Investigaciones han logrado demostrar que los plásticos no son tan estables en la naturaleza y que se fragmentan en partículas más pequeñas llamadas “microplásticos”. Un estudio de la fundación 5 Giros, descubrió que en el océano flotan cerca de 5 billones de estas partículas, que son confundidas por los peces como comida, y dichos animales pasan a ser consumidos por los humanos. Investigaciones han estudiado la posibilidad de que el consumo de estos “microplásticos” puede generar cáncer o afectar el sistema endocrino.

Así, por ejemplo, 7 de cada 10 botellas plásticas no son recicladas, es decir, menos del 30% son recicladas y están en este momento contaminando el medio ambiente. Por eso, se debe acudir a otras soluciones como el uso de botellas de vidrio que pueden ser reutilizadas un sinnúmero de veces o el uso de dispensadores de agua pura.

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